Jericoacoara

Jericoacoara cuenta con varias de las playas más lindas del País. Repleta de dunas y acantilados rocosos, áreas de coqueros y un mar de agua increíblemente azul.
A 310 km al oeste de Fortaleza, capital de Ceará, Jericoacoara continúa casi aislada y el acceso todavía depende de vehículos especiales que crucen los kilómetros de dunas que la separan de la ruta más próxima. Sus calles no tienen veredas y la llegada de la energía eléctrica es reciente. Para preservar el medio ambiente, una gran área alrededor del pueblo fue transformada en el Parque Nacional de Ubajara y Jericoacoara.
A pesar de haber sido descubierta en los años 70 por hippies, Jeri, como es llamada, conserva aún las características de una pequeña villa de pescadores. En estas tres décadas, ha sido armoniosa la relación entre forasteros y moradores, habiendo los últimos transformado sus casas sencillas en posadas y restaurantes, pero continúan practicando la pesca de subsistencia.
Por la fama que adiquirió el lugar, actualmente Jericoacoara recibe turistas brasileños y extranjeros quienes hacen paseos en buggies por el extenso litoral y navegan a vela en las lagunas de aguas limpias y azules. Al atardecer, un buen programa es asistir, sobre una enorme duna, la bellísima puesta del sol y, a la noche, visitar los restaurantes para probar algunas de las deliciosas recetas de pescados y frutos del mar. Si todavía le quedan fuerzas, el turista además, puede quedarse hasta la madrugada disfrutando el auténtico baile típico de forró en la animación de los bares.
En la playa de Jericoacoara generalmente hay bastante viento por lo que es un sitio especial para practicar deportes acuáticos como el windsurf y el surf. Kitesurf.